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AGUSTINA LYNCH
VACA EN SU HAMACA, LA - Rústica

EDITORIAL EL ATENEO

Llevar a los chicos a la cama es una tarea compleja que demanda tiempo: veinte minutos a media hora 'por las buenas' con un adulto entregado a acompañarlos; o mucho más que eso con un adulto fastidiado. ¿Por qué? Porque despedirse de mamá o papá cuando sonríen y están contentos es mucho más fácil y asusta menos que desprenderse de unos padres que se perciben hartos; que no pueden disimular el deseo de ver a sus hijos dormidos; que gritan o amenazan penitencias. Lamentablemente; los chicos no tienen un botón de encendido y apagado; por lo que tenemos que encontrar la forma de que vayan entregándose al sueño. Muchas veces ellos luchan contra eso; porque dormir implica dejar de jugar; dejar de estar con papá y o mamá y soltar amarras. Y; justamente; al estar quietos y callados en la cama se les vienen a la cabeza ideas; deseos; que pueden asustarlos y que durante el día quedaban fuera de sus mentes porque estaban entretenidos haciendo; jugando; viendo tele. Además; durante el día están al cuidado de algún adulto mamá; maestra que los protege de esos deseos y pensamientos que asustan; en cambio; a la noche quedan solos en sus camas con un mundo interno difícil de dominar al ir relajando controles y soltando amarras; lo que es indispensable para poder dormirse. Este libro; con la simpática vaca Paca que se hamaca y va relajando de a poco las distintas partes de su cuerpo; viene a ayudar a padres en el proceso de que sus chicos se queden dormidos. Los llevamos a la cama: un rato de charla; un rato de mimos; si no se hizo tarde; un cuento; alguna canción relajante eventualmente; rezar ; y a sumergirse; con una luz tenue; como propone la autora; en la historia de Paca. La primera vez; mirando las imágenes y; si con eso no alcanza; simplemente dejándose acunar por esas frases recitadas por mamá en voz baja. Como ocurre con muchas canciones y diversos juegos para los más chiquitos; las repeticiones les fascinan porque les dan seguridad; saben lo que viene y eso les permite disfrutar más. Si a esto agregamos la técnica de relajación implícita en el cuento; tenemos una fórmula imbatible para acompañar a los más chiquitos en el proceso de quedarse dormidos.

VACA EN SU HAMACA, LA - Rústica

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Llevar a los chicos a la cama es una tarea compleja que demanda tiempo: veinte minutos a media hora 'por las buenas' con un adulto entregado a acompañarlos; o mucho más que eso con un adulto fastidiado. ¿Por qué? Porque despedirse de mamá o papá cuando sonríen y están contentos es mucho más fácil y asusta menos que desprenderse de unos padres que se perciben hartos; que no pueden disimular el deseo de ver a sus hijos dormidos; que gritan o amenazan penitencias. Lamentablemente; los chicos no tienen un botón de encendido y apagado; por lo que tenemos que encontrar la forma de que vayan entregándose al sueño. Muchas veces ellos luchan contra eso; porque dormir implica dejar de jugar; dejar de estar con papá y o mamá y soltar amarras. Y; justamente; al estar quietos y callados en la cama se les vienen a la cabeza ideas; deseos; que pueden asustarlos y que durante el día quedaban fuera de sus mentes porque estaban entretenidos haciendo; jugando; viendo tele. Además; durante el día están al cuidado de algún adulto mamá; maestra que los protege de esos deseos y pensamientos que asustan; en cambio; a la noche quedan solos en sus camas con un mundo interno difícil de dominar al ir relajando controles y soltando amarras; lo que es indispensable para poder dormirse. Este libro; con la simpática vaca Paca que se hamaca y va relajando de a poco las distintas partes de su cuerpo; viene a ayudar a padres en el proceso de que sus chicos se queden dormidos. Los llevamos a la cama: un rato de charla; un rato de mimos; si no se hizo tarde; un cuento; alguna canción relajante eventualmente; rezar ; y a sumergirse; con una luz tenue; como propone la autora; en la historia de Paca. La primera vez; mirando las imágenes y; si con eso no alcanza; simplemente dejándose acunar por esas frases recitadas por mamá en voz baja. Como ocurre con muchas canciones y diversos juegos para los más chiquitos; las repeticiones les fascinan porque les dan seguridad; saben lo que viene y eso les permite disfrutar más. Si a esto agregamos la técnica de relajación implícita en el cuento; tenemos una fórmula imbatible para acompañar a los más chiquitos en el proceso de quedarse dormidos.